¿Comprar o no comprar Aventuras en La Marca del Este? Ésta es una pregunta que me hago recurrentemente cada vez que leo algo al respecto de este juego.
Antes de nada debiera decir que, a pesar de mis casi 30 años, nunca he jugado a la famosa «Caja Roja» de D&D, ni siquiera creo que la haya visto nunca ni me he interesado por ella. Mis inicios roleros se movieron entre RuneQuest, El Señor de los Anillos, Rolemaster y Stormbringer, pero de Dragones y Mazmorras empecé directamente con AD&D 2ª Edición.
Para mí el concepto de «retroclon», al menos en lo que a D&D se refiere, no tiene sentido, pues en este caso particular carezco de ese factor de nostalgia que veo como mayor atractivo en productos de este tipo.
Dicho esto, hay que reconocer que, por lo que he ojeado, la gente de Aventuras en La Marca del Este ha hecho un trabajo soberbio. Las ilustraciones que acompañan casi cada página de los libros son alucinantes (especialmente las de la portada y pantalla), se han tomado las molestias de incluir dados y lápices hechos específicamente para el producto y luego está el extra de la caja, que si bien no me trae recuerdos de la «Caja Roja» que no viví, sí que evoca en mi mente imágenes de mi caja «Relatos de la Lanza» de DragonLance.
Quienes conozcan algo de mi trayectoria en el mundillo de los videojuegos para videoconsolas libres sabrán que llevo varios años creando aplicaciones, juegos, emuladores, etc. de distribución gratuita. Desde esta perspectiva entiendo perfectamente el esfuerzo que conlleva sacar adelante un proyecto como La Marca (yo estuve a punto de publicar un juego de consola comercial) y siento en parte que debiera apoyar una iniciativa arriesgada como ésta comprándome una caja.
Por otro lado, recién comprado el último Elric of Melniboné de Mongoose, esperando ansioso la salida del Yggdrasill y con otros juegos todavía guardados en la recámara (Mutants & Masterminds, AD&D…) no sé si sería conveniente diversificar tanto las opciones añadiendo La Marca, pues, a pesar de tener una situación económica holgada, el dinero dedicado a «vicios» no es infinito…
No sé, supongo que seguiré dándole vueltas al tema sin llegar a tomar una decisión, a ver si jugando una partida (Bukran, ¿te animas a dirigirnos?) me decido.
Saludos.